HEINRICH AUGUST MARSCHNER

 

EL VAMPIRO

 

Ópera romántica en dos actos (1828)

(Revisión de Hans Pfitzner)

 

Libreto de Wilhelm August Wohlbrück sobre el relato de John Polidori (1819)

 

Versión española de Ángel-Fernando Mayo Antoñanzas , Madrid, abril de 2000

 


Personajes

 

Sir Humphrey Davenaut bajo

Malwina, su hija soprano

Edgar Aubry, pariente de los Davenaut tenor

Lord Ruthven barítono

Sir Berkley bajo

Janthe, su hija soprano

George Tibbins, sirviente de los Davenaut tenor

John Perth papel hablado

Emmy, su hija y novia de Tibbins soprano

Robert Green tenor

James Gadshill tenor

Richard Scrop bajo

Toms Blunt bajo

Suse, la mujer de Blunt mezzosoprano

Un sirviente de Berkley barítono

El jefe de los vampiros papel hablado

 

Coro de Brujas y Espíritus. Coro de cazadores. Coro de invitados.Coro de campesinos.

 

Lugar de la acción: Escocia, siglo XVII


Obertura

 

Primer Acto

 

Primer Cuadro

 

Despoblado, en un lateral una cueva. En el foro, una elevación. Coro de brujas y espíritus con vestidos extravagantes. Clara luz de luna.

 

Nº 1. Introducción

 

Coro de Brujas y Espíritus

¡Vosotros, brujas y espíritus,

estrechad alegres las filas,

pronto nuestro maestro estará

aquí entre nosotros!

A causa de horribles actos criminales,

esta tierra, aquí, hízose maldita;

por eso es buscada por nosotros,

para que en ella deliberemos.

Lucífugos, a medianoche,

cuando velan sólo el miedo y la maldad,

nos deslizamos, a la luz de la luna,

dentro del oscuro abismo.

Serpientes, culebras oigo silbar,

en medio llamea alegre el fuego fatuo;

¡salamandras, sapos, gatos negros,

duendes, brujas, ratas del diablo,

venid y estrechad las animosas filas!

¡Lechuzas y buhos, debéis gritar:

uh, uh, uh! ¡Uh, uh, uh!

 

(entra el jefe de los vampiros, llevando de la mano a Lord Ruthven. La luna se oscurece)

 

¡Allí llega el maestro

al pálido brillo de fuego!

 

El jefe de los vampiros

 

Melodrama

 

Éste aquí, que ya ha caído

a nuestro servicio,

desea todavía un corto plazo

para palpitar entre los hombres libres.

Su petición sea concedida,

si hasta la media noche próxima

nos ha traído tres víctimas:

¡por tres novias, tiernas y puras,

debe serle concedido un año al vampiro!

 

Ruthven

¡Por la fuerza primigenia de todo el Mal,

os juro cumplir mi palabra!

¡Mas huya esta asamblea,

pues una de las víctimas llegará pronto!

 

 

(el jefe de los vampiros desaparece, la luna brilla de nuevo)

 

Coro de Espíritus

¡Quedo, quedo, a la luz de la luna,

chitón, a la tierra, chitón!

Mil grietas, mil hendiduras

nos sirven de aposento.

Alojémosnos abajo, incubando,

hasta que resuene la media noche.

¡Quedo, quedo, a la luz de la luna,

a la tierra, chitón, adentro!

 

(suena la una. Los espíritus se desvanecen. Ruthven solo)

 

Nº 2. Recitativo y aria

 

Rutven

¡Ah! ¡Aún un día entero!

¡Demasiado largo es este tiempo!

Dos víctimas me están ya consagradas,

y la tercera… la tercera se hallará fácilmente.

¡Ah, qué placer, de dos bellos ojos,

en el pecho floreciente, de nueva vida

en delicioso estremecerse,

sorber dentro con un beso!

¡Ah, qué placer, en amoroso acariciar,

con ánimo concupiscente,

la más dulce sangre,

como zumo de las rosas

de dos labios purpúreos,

beber gulusmero!…

¡Y cuando se apaga la ardiente sed,

y cuando la sangre le mana al corazón,

y cuando ellas gimen llenas de espanto,

ja, ja, qué deleite!…

Con nuevo valor

me inspira su sangre;

¡su estremecimiento mortal es fresca vida!

¡Pobre amada, pálida como la nieve,

te hará bien el dolor en el corazón!

¡Ay, antaño sentí yo mismo los dolores

de la angustia de ella en el cálido corazón,

que el Cielo hizo sensible!

¡No me advirtáis en estos tonos,

que escarnecen con descaro al cielo.

¡Yo entiendo vuestra llamada!

¡Ah, qué placer, de dos bellos ojos,

en el pecho floreciente,

nueva vida,

en delicioso estremecerse,

sorber dentro con un beso!

¡Ah, qué placer,

en amoroso acariciar,

con ánimo concupiscente,

la más dulce sangre,

como zumo de las rosas

de dos labios purpúreos,

beber gulusmero!

¡Y cuando se apaga la ardiente sed,

y cuando la sangre le mana al corazón,

y cuando ellas gimen llenas de espanto,

qué deleite, qué deleite, qué placer!

 

Diálogo(*)

 

(Janthe entra por la derecha y corre a los brazos de Ruthven)

 

Ruthven

¡Te veo al fin, mi dulce Janthe!

 

Janthe

(cae en los brazos de él)

Pude abandonar la casa sólo después de medianoche.

 

Ruthven

¡Oh, así, ya apremiaba!

Mañana hubieras estado eternamente perdida para mí.

¡Tú, la novia de otro!

 

Janthe

¡Ay, pude dejar en secreto a mi padre!

¡Con lágrimas buscará él a su niña…

y no la encontrará!

 

(se vuelve, llorando)

 

Nº 3. Dueto (**)

 

Janthe

Única alegría de mis queridos padres,

les pago con acerbos sufrimientos

el dulce deber de honrarlos.

¡Ay, tengo que contristarles,

pues me fuerza a amarte

lo que la razón dice en contra!

 

Ruthven

Siente en el palpitar de mi corazón,

más de lo que soy capaz de decir,

que soy eternamente tuyo;

jamás te haré sufrir,

eternamente, amarte eternamente

te juro con pensamiento fiel.

 

 

Janthe

¡Así eres, caro, mío para siempre

y eternamente, caro, soy yo tuya!

¡Ay, el amor, sólo hace dichoso el amor,

mi vida te consagro a ti solo!

 

Ruthven

¡Sí, cara, tuyo soy para siempre,

y eternamente, cara, eres tú mía!

¡Ay, el amor, sólo hace dichoso el amor,

mi vida te consagro a ti sola!

 

Janthe

Cuando te acercaste a mí la primera vez,

retrocedí estremecida de horror.

 

Ruthven

Sé bien, amada, que lo hiciste,

pero ahora me sonríe tu mirada.

 

Janthe

Mas como con lazos mágicos

me arrastró después algo hacia ti…

 

Ruthven

Nuestros corazones, que se encontraron,

son la magia, créeme…

 

Janthe

Sí, sigo el impulso interior,

sigo a mi corazón.

¡Eternamente, eternamente es él mío!

El amor ríe en sus ojos;

¡oh, cuán dichosa seré!

 

Ruthven

¡Ah, hay temor en su corazón,

pobre muchacha, me das pena!

¡Mas, victoria! ¡Ahora es ella mía,

y beber su dulce sangre,

qué gozo será!

 

(Ruthven y Janthe escapan hacia la cueva al oír la primera llamada de trompa.- Vienen cazadores, criados y campesinos)

 

Nº 4. Coro y solistas

 

Coro

¿Dónde puede estar ella?…

¿Dónde puede estar ella?

Con la luz de las antorchas

registrad el bosque,

despertad al eco,

para que mil veces,

con el sonido de los cuernos,

dondequiera resuene la llamada:

¡Janthe! ¡Janthe! ¡Janthe!

 

(viene sir Berkley)

 

Berkley

¡Ay, niña mía! ¿Por qué despoblado vagará?

De noche, tarde, la echo a faltar en casa.

Seguramente la han raptado bandidos.

A quien descubra su rastro, os lo juro,

le dará la cálida gratitud de un padre

y una gran recompensa.

 

(mirando alrededor)

 

Mas, ay, ¿en qué lugar penetramos?

Aquí moran malos espíritus desde hace siglos,

el pueblo lo llama la Cueva del Vampiro.

 

Coro

¡Ay! ¡La Cueva del Vampiro!

¡Rápido, afuera, con paso leve!

¡Pobre padre! ¡Pobre padre!

¡Sólo afuera, rápido, con paso leve!

 

Voz de Janthe

(fuera de la escena)

¡Ay de mí! ¡Ay de mí!

 

Ruthven

¡Ah! ¡Ah!

 

Coro

¡Qué grito! ¡Viene de allí!

 

Janthe

(como antes)

¡Ay!

 

Berkley

¡Esa era la voz de mi niña,

salvadme su querida vida!

 

(los cazadores y los criados corren a la caverna con las antorchas)

 

Berkley

¡Ay de mí! ¡Mis fuerzas desaparecen!

Temor y alegría me hacen estremecerme;

¿cómo volveré a encontrarla?

 

(se recupera y quiere ir a la cueva; allí vienen a su encuentro algunos criados y Ruthven)

 

Atrevido ladrón de mi niña,

toma aquí el pago de tus actos.

 

(clava su espada en el pecho de Ruthven, que cae al suelo)

 

Ruthven

¡Ah!

 

Coro

(en la cueva)

¡Está muerta!

 

Berkley

¿Cómo? ¿Mi niña, asesinada?

¡Mi niña, asesinada!

 

(quiere ir a la cueva; los cazadores y los criados corren a su encuentro)

 

Un criado

¡Pobre padre! ¡Ay! ¡Horror!

El pecho y la nuca de tu hija

están llenos de sangre.

¡Señales de dientes venenosos

revelan lo espantoso!

¡Convirtióse en la víctima del vampiro!

 

Todos

¡Un vampiro! ¡Un vampiro! ¡Ay! ¡Un vampiro!

 

(todos se precipitan fuera. Ruthven permanece solo)

 

Ruthven

(incorporándose fatigosamente)

¡Ay de mí! ¡Mis fuerzas ceden!

Ocioso se extinguirá el tiempo,

si no puedo alcanzar la altura,

para allí, moribundo, absorber

con los ojos rayos de luna,

que me den nuevas fuerzas para la vida.

¡Terrible! ¡Juez Supremo!

¡Todo, todo yermo y vacío,

silencio horrible alrededor!

¡Sólo he de oír

la risa burlona del infierno!

 

(aparece Aubry, vagando extraviado)

 

Aubry

(hablado)

¿No hay, pues, manera de encontrar una salida?

Aquí hay un sitio libre,

¿pero hacia qué lado me volveré ahora?

Calla, allí… allí se mueve algo.

 

(la música concluye)

 

Diálogo (*)

¡Dichoso yo! ¡Oigo una voz humana!

Quien quiera que seas…

 

Aubry

¡Ah, un herido yace en el suelo!

 

Ruthven

Quien quiera que seas, ten compasión…

 

Aubry

¿Qué voz? ¡Qué veo! ¡Si no me engaña

el pálido brillo de la luna,

tú eres, pues, Ruthven!

 

Ruthven

Aubry, ¿eres tú? Mi ángel te envía;

fui abatido aquí por bandidos.

 

Aubry

¡Dios! Caro amigo, ¿qué puedo hacer por ti?

¿Es mortal tu herida? ¿Puedo salvarte?

 

Ruthven

No, la ayuda humana llega demasiado tarde…

y sin embargo -Aubry, si alguna vez

fui tu amigo… préstame

un servicio importante.

 

Aubry

¡Oh, habla! ¿Qué puedo hacer por ti?

Fuiste antaño el salvador de mi vida…

¡Oh, que yo pudiera corresponderte,

que yo pudiera sacrificar mi vida por la tuya!

 

Ruthven

Por mi vida no hay nada más que hacer;

pero… Aubry… te ruego…

 

Aubry

¡No titubees en expresarlo!

¿Qué es? ¿Debo vengar tu muerte?

¿Has reconocido a aquellos bandidos?

 

Ruthven

¡No, no es esto lo que deseo de ti! ¡Oh!

 

Aubry

Así, habla pues. ¿Qué es? ¿Qué puedo hacer por ti?

Qué extraña inquietud en todo tu ser…

¿Vive alguien por quien estás preocupado?

¿Oprime tu conciencia alguna culpa grave?

Habla, ¿qué es?

 

Ruthven

Nada de todo eso… Sólo te ruego…

Aubry… llévame arriba a aquellas peñas

 

(le indica el lugar pedregoso sobre la cueva)

 

y coloca mi cara así… de manera que los rayos

de la luna me penetren en los ojos.

 

Aubry

Extraño… ¿y qué será? ¡Ah, qué sospecha!

Se dice que aquellas terribles criaturas…

 

Ruthven

¡Calla! ¡Cumple mi ruego!

 

Aubry

¿Fuera así verdad lo que se me dijo en Londres?

¡Terrible! Tú serías un vam…

 

Ruthven

¡Deténte! ¡Desdichado, no acabes!

En aquella hora, cuando salvé tu vida,

prometiste hacer por mí

lo que yo exigiera de ti.

Bien, satisfaz ahora lo que te pedí,

y júrame antes callar todo lo que tú sabes de mí

o lo que quieras saber o tan sólo sospechar.

 

(Aubry titubea)

 

Ruthven

(aparte)

Sólo veinticuatro horas.

 

Aubry

¡Ruthven!

 

Ruthven

¡Jura! ¡Jura por todo lo que te es sagrado,

por la salvación de tu alma!

 

Aubry

Fuiste el salvador de mi vida…

¡De acuerdo, juro!

 

Ruthven

¡Y maldito seas en el abismo del Infierno,

todo el castigo del perjurio

pese diez veces sobre tu alma,

si rompes el juramento!

¡Maldito seas tú y quien te esté allegado!

¡Maldito sea lo que amas y lo que te ama a ti!

¡Júralo!

 

Aubry

¡Juro! ¡Horror!

 

Nº 5. Melodrama

(sostenuto, quasi andante con moto)

 

Ruthven

¡Ah!… Así… ahora aguardaré tranquilo

mi destino… Guíame arriba…

 

(se levanta fatigosamente con la ayuda de Aubry, quien guía lentamente a Ruthven hasta el lugar pedregoso sobre la cueva, le ayuda a tenderse, y en verdad de manera que los rayos de la luna caigan sobre el rostro de Ruthven; después, escapa horrorizado hacia la izquierda.- Los rasgos de Ruthven empiezan a moverse; al fin se levanta, reanimado por el influjo de los rayos lunares)

 

Segundo cuadro

 

Nº 6.Escena y Aria

 

Una sala en el castillo del Señor de Davenaut. A la izquierda, la entrada de la capilla. A la derecha, la entrada del salón de las fiestas. En el centro, al fondo, la gran entrada al jardín. Malwina sola.

 

Malwina

Claro ríe el dorado sol de primavera

sobre la campiña reanimada, ornada de colores.

¡Ay, todo lo que veo es sólo el reflejo

de la felicidad inimaginada de mi corazón!

 

(llena de sentimiento alegre, pero sin pasión)

 

¡La campiña con ropaje de fiesta,

el árbol con vestido de flores fragante,

el coro de los pájaros, que suena a mi alrededor

y jubiloso apremia hacia el cielo,

ay, todo exulta y comparte mi dicha!

¡Hoy se agita en mí arriba y abajo,

"hoy" vuelve a sonar desde fuera!

¡Sí, hoy regresa a ti el amado!

¡Oh, elévate también tú, mi amante corazón,

ardiendo de alegría hacia el cielo,

y con el impulso del placer y la alegría

canta alabanza y gratitud a tu Creador!

¡Silencio! ¿Quién se acerca allí al portón?

¡Él mira hacia aquí arriba, es su mirada!

¡Es él, Edgar! ¡Es él!…

¡Ay, perdóname la culpa,

si del pecho ebrio de alegría

no encuentro palabras de gratitud

en el exceso de gozo!

 

(corre abajo al ancuentro de Aubry; los dos regresan con alegre prisa)

Nº 7. Dueto (*)

 

Ambos

¡Eres tú, eres tú, no es un sueño,

ay, esta dicha, apenas la abarco!

¿Eres realmente tú? ¿Te veo de nuevo?

La alegría del cielo cae sobre mí.

 

Diálogo

 

Malwina

¿Y estás ya aquí tan de mañana?

 

Aubry

Para ser hoy el primero

en ofrecerte deseos de felicidad

en tu fiesta de cumpleaños.

 

Malwina

¡Oh, Edgar, soy tan feliz! Mi padre

me habla de ti desde hace algún tiempo

con tanta consideración. Desde que felizmente

concluíste para él tan importante negocio

en Londres por encima de todo lo esperado,

no ve él ya en ti al hombre insignificante

por el que siempre te tuvo.

Hace algunos días dijo aún:

"Lástima que no tuviera yo

tal hijo, él mantendría el brillo

de la vieja casa Davenaut".

 

Aubry

Ay, Malwina, veo en esto sólo

la preocupación por el brillo de su vieja casa;

sólo al estar yo emparentado

lejanamente con ésta

ma da a sus ojos algún valor.

Créeme, jamás me dará él

la mano de su única hija.

 

Malwina

No, ahora no le temo ya;

créelo, él sospecha nuestro amor y lo aprueba.

Significativamente clava a menudo su mirada en mí,

y parece aguardar mi confesión.

Cuando le enviaste la noticia de que las grandes

posesiones del marquesado permanecerían

ahora indiscutiblemente propiedad suya,

besó este de ordinario tan severo padre

mi frente, y, emocionado y lleno de amor,

me dijo: "¡Verte feliz, hija mía,

sea ahora mi única preocupación!"

 

Aubry

¡Ay, sólo posición y riqueza son su felicidad,

y yo mismo he aumentado los obstáculos,

que ahora me separarán eternamente de ti!

 

Malwina

Oh, no conturbes con tus dudas

mi alegre esperanza. Aún hoy,

en el día de mi cumpleaños, si mi padre

me promete la concesión de todo ruego,

le descubriré el secreto de nuestro amor…

¡Silencio, él viene!

 

(sir Humphrey, Señor de Davenaut, viene por la puerta de la sala, detrás, a la derecha)

 

Malwina

(corre al encuentro de Davenaut)

¡Padre! ¡Padre! ¡Edgar ha vuelto!

 

Davenaut

¡Sir Aubry, sedme cordialmente bienvenido!

 

(tiende a Aubry la mano)

 

Habéis prestado un importante

servicio a la casa Davenaut.

¡Mas lo que hicisteis, revertirá en vos mismo!

Pues también sois un vástago

de esta ilustre casa, y cuanto mayor sea

el brillo y la riqueza del Señor,

tanta más fama y honra para todos

los miembros de la estirpe.

Recibid mi gratitud, y vuestra felicidad sea en el futuro

la preocupación de vuestro padre.

 

Aubry

¡Sir, esta bondad!…

 

Malwina

¡Oh, padre mío!

 

Davenaut

¡Hija mía! Bien me he quejado

a menudo de que no me naciera un hijo,

de que el nombre de Davenaut,

desde hace siglos uno de los más nobles

en Escocia, debe desaparecer conmigo.

¡Ven a mi corazón, amada hija!

El día que te dio a mí, hace

hoy dieciocho años, también me dará

hoy a través tuyo un hijo

digno de mi casa, digno de tu amor.

 

Malwina

¡Oh, padre mío!

 

Davenaut

He advertido hace tiempo lo que

callaba para mí tu boca. He adivinado

tu deseo, y me anticipo a tu ruego:

te saludo como novia.

 

Malwina

¡Oh, padre, esta bondad!

 

Davenaut

¿Estáis tan apartado, sir Aubry?

¿No tomáis parte en nuestra alegría?

 

Aubry

(corre alegre hacia Davenaut)

¿Sería posible? ¿Pudiera yo esperar?

 

Davenaut

¿Creéis que quiero permanecer vuestro deudor?

Prometí preocuparme de vuestra dicha.

El nombre de mi yerno seaos fiador de que él tratará

siempre conforme a mi espíritu:

¡él es el Conde de Marsden!

 

Nº 8. Terceto

 

Malwina

¡Cómo, padre mío!

 

Aubry

¡Ay, perdida!

 

Davenaut

Si, es el Conde de Marsden

el que he elegido como hijo.

 

Malwina y Aubry

¿Cómo, quién es? ¿El Conde de Marsden?

 

Davenaut

Sí, es el Conde de Marsden.

 

Malwina

¡Oh, padre mío!

 

Davenaut

(aparte)

La elección parece alegrarla.

 

Malwina y Aubry

(aparte)

Ay, mi felicidad era sólo un sueño,

¿tenía que abandonarme tan deprisa?

¡Ay, para contener del todo esta desgracia,

mi corazón no tiene espacio!

 

Davenaut

(para sí)

¡Ah, la elección parece alegrarla!

¡Sí, él es por posición y nobleza,

así como por las costumbres sin tacha,

digno de ser un Davenaut!

 

Malwina

Mírame aquí a tus pies;

padre, ¿puedes perdonarme?

¡Padre, ay, jamás podré ser

la esposa del Conde de Marsden!

 

Davenaut

Cómo, ¿qué oigo? ¡Ah, es posible!

 

Malwina

Este corazón…

 

Davenaut

¿Cómo?

 

Malwina

…ha elegido ya.

 

Davenaut

¡Ah! ¡Es posible!

 

Malwina

Ay, siento que he faltado,

que hasta ahora he disimulado.

 

Davenaut

¿Quién es el osado? ¡Habla!

 

Aubry

¡El osado, sir, soy yo!

 

Davenaut

¡Ah, apenas me contengo de cólera!

¡Cómo, osado! ¿Podéis atreveros

a decirme esto a la cara?

 

Aubry

Ay, desde los días de mi infancia

este corazón ha latido por ella;

¡hacer feliz a vuestra hija

debe ser mi único afán!

 

Davenaut

¡Fuera, rogáis en vano, fuera!

 

 

Malwina

(implorante)

Ay, desde los días de mi infancia

ha latido por él este corazón;

¡ten compasión, tu hija

sólo puede ser feliz con él!

 

Davenaut

Fuera, imploráis en vano, fuera,

pues yo di al Conde mi palabra.

¡Y jamás fue aún roto

lo prometido por un Davenaut!

 

(entra George y se acerca a Davenaut)

 

George

(anunciando)

Dignísimo Señor, el conde de Marsden

acaba de pasar a caballo por el portón,

y la animosa juventud del lugar

se acerca, unida en coro jovial,

para saludar a vuestra hija

hoy en su fiesta natal.

 

Davenaut

Conduce, pues, a los joviales invitados

junto a mi hija, a la sala.

 

(sale)

 

Nº 9. Finale

 

Coro de campesinos e invitados

¡Flores y capullos en el céfiro acariciante,

adorablemente abiertos hacia el lisonjero Oeste,

flor de las Tierras Altas, tú, rosa Davenaut,

te entretejemos para la fiesta de hoy!

¡Quiera el futuro derramar sobre ti,

por la senda de la vida, la suerte más risueña,

igual a las rosas, como hoy te consagramos flores

y capullos, tú, flor de las Tierras Altas, rosa Davenaut!

 

George

Ved, allí viene el yerno

de la mano del viejo Señor;

cantad la canción, ya sabéis,

la que el viejo oye tan gustoso.

 

(Davenaut se hace visible detrás con Lord Ruthven)

 

Coro

Cantad alto y dad gritos de júbilo,

que suene por todo el país:

salve, salve a la casa Davenaut,

salve a todo aquel emparentado con ella;

lo que está firme como nuestras montañas,

lo que sólo sucumbirá con el mundo,

lo que no cede en brillo ante la Corona,

lo que brilla e ilumina igual que el sol,

que suene por todo el país:

salve, salve a la casa Davenaut,

salve a todo aquel emparentado con ella.

 

(Davenaut y Ruthven avanzan)

 

Ruthven

¡En verdad, vuestra elección me alegra!

Pero yo sería dichoso sólo si los ojos

de "milady" me sonrieran amablemente.

 

Malwina

(sin mirarle)

¡Apreciado sir!

 

(lo mira)

 

¡Ah!… ¡Ay de mí!

 

Aubry

¡Dios, a quién veo!

 

Ruthven

¡Incomprensible!

 

Aubry

¡Si veo bien… tú eres… lord Ruthven!

 

Ruthven

(tranquilo)

¡No, sir! Ruthven es mi hermano,

que hace ya años está

de viaje por el continente.

Me agrada conocer

que sabéis algo de él.

 

Aubry

(confuso)

¿Lo que yo sé?… Él estaba hoy…

 

Ruthven

¿Bien?

 

Aubry

Ay… no, sir… no sé nada.

Engañoso es el parecido

de su… de vuestro rostro.

Cortante, como un dardo envenenado,

me atraviesa su mirada el alma.

Este parecido del hermano

jamás significará felicidad.

 

Ruthven

Cortante, como un dardo envenenado,

me atraviesa su mirada el alma.

Ah, encontrar aquí al iluso

jamás significará felicidad.

 

Davenaut

Cortante, como un dardo envenenado,

me atraviesa su mirada el alma.

Ofender así su orgullo,

jamás significará felicidad.

 

Malwina

Cortante, como un dardo envenenado,

me atraviesa su mirada el alma.

Que mi interior se estremezca ante él,

jamás significará felicidad.

 

Coro

Cortante, como un dardo envenenado,

me atraviesa su mirada el alma.

Que el interior de ella se estremezca ante él,

jamás significará felicidad.

 

Davenaut

Bien, Malwina, ¿éstas son formas?

¿No sabes recibir más

amablemente a tu novio?

 

Ruthven

(a Davenaut)

Dejadla, apreciado sir, os lo ruego.

 

Malwina

Sir, no sé cómo sucedió

que sobreviniera un horrible temor extraño.

 

Ruthven

¡Bella "lady", oh, perdonad!

Como ríe la rosa nueva

que florece solitaria junto al camino,

en lo más íntimo de mi ánimo

me alegra vuestra mirada.

Quiero esperar que el tiempo os hará

al menos soportable mi pobre rostro.

 

Aubry

(para sí)

No, mis ojos no me engañan,

como él ríe y como habla,

todo me lo indica claramente:

¡es Ruthven, el vampiro!

 

(a Ruthven)

 

¡Sir, sólo dos palabras, os lo ruego!

¡Terrible, te he reconocido!

¡También la cicatriz aquí, en tu mano!

¡Infortunado, puedes atreverte

a alzar los ojos hacia ella,

horrible monstruo de la naturaleza!

 

Ruthven

¡Silencio! ¡Piensa en tu juramento!

 

Davenaut

El sacerdote está encargado, invitados están los huéspedes,

dispuesto pues todo para la alegre fiesta de bodas,

pues antes de que haya pasado la medianoche

estarás unida a él para siempre.

 

Malwina

(fuera de sí)

¡Ay, padre mío!

 

Aubry

¡Os conjuro!

 

Malwina

¡Ay, esta prisa, dadme un plazo,

pocos días pido!

 

Davenaut

¡Calla!

 

Aubry

¡Sir, aplazadlo sólo hasta mañana!

 

Davenaut

¡No, imposible!

 

Aubry

Bien, así sabed…

 

Ruthven

¡Silencio! ¡Piensa en tu juramento!

 

Davenaut

¡Aún hoy, di mi palabra,

mañana tiene que irse ya el Conde!

Como es conocido, ha sido nombrado

ministro plenipotenciario en Madrid,

su tiempo obliga a darse prisa.

 

Aubry

Dejadnos aguardar sólo hasta mañana.

Sir, no seáis tan obstinado.

¡Ay, aplazadlo sólo hasta mañana,

y salvaréis a vuestra niña!

 

Ruthven

¡Silencio! ¡Piensa en tu juramento!

 

Aubry

¡Ah, apenas contengo mi furia!

¡Pero mi juramento me mantiene prisionero,

ay de mí, sus pálidas mejillas

tienen ya sed de la sangre de ella!

 

Ruthven

Reírme puedo de su furia,

pues su juramento le mantiene prisionero.

Muchachita de mejillas de rosa,

pronto será mía tu dulce sangre.

Voces de los espíritus que suenan alrededor mío,

celebradlo conmigo: ¡la acción tiene que salir bien!

 

Davenaut

(retrocediendo hacia los invitados y campesinos)

 

¡Os invito a todos a la fiesta,

todos debéis sentir júbilo y estar alegres!

Pues todavía hoy, lo juro en voz alta,

llevará Marsden a la novia al altar.

A todas Sus Señorías quisiera yo anunciar

que Marsden y Davenaut están unidos.

 

Coro

Cantad alto y dad gritos de júbilo,

que suene por todo el país:

¡salve a la casa Davenaut,

salve a todo aquel emparentado con ella!

 

Ruthven

Terriblemente acuciante apremia el tiempo,

y aún estoy lejos de la meta,

pero no temblaré.

 

Aubry, Davenaut, Malwina

¡A quien confía en la fuerza propia

y fía en la ayuda de Dios,

nada puede hacerle temblar!

 

Ruthven

¡A quien confía en la fuerza propia,

a quien contempla el poder del Infierno,

nada puede hacerle temblar!

 

Aubry, Davenaut, Malwina

¡Quieran amontonarse las nubes,

quiera bramar, quiera aborrascarse,

nada debe hacerme temblar!

En la terrible cercanía del infortunio,

se eleva su valor a alturas gigantescas.

En la furia de los elementos,

eleva él hacia arriba su mirada.

 

Ruthven

(para sí)

Quieran amontonarse las nubes,

quiera bramar, quiera aborrascarse,

quieran oscuras noches ocultar el futuro

y, chancearse y burlarse del destino.

¡A quien contempla el poder del Infierno,

está ya habituado al horror,

nada puede hacerle temblar!

 

Aubry, Davenaut, Malwina

Cuando relampaguea, cuando retumba,

ve él sólo el poder del Cielo,

ríe en las tormentas.

 

Ruthven

¡En la terrible cercanía del infortunio,

se eleva mi valor a alturas gigantescas,

riendo irónicamente miro hacia arriba!

¡Cuando relampaguea, cuando retumba,

me alegro del poder del Infierno!

¡En la terrible cercanía del infortunio,

se eleva mi valor a alturas gigantescas,

riendo irónicamente miro hacia arriba!

¡En la furia de los elementos!

 

Segundo Acto

 

Primer Cuadro

 

Espacio delante del castillo Marsden con mesas para beber y follaje. A la izquierda, la gran escalera del castillo. Al fondo, un estrado para bailar. Fiesta de bodas de Emmy. Perth hace los honores de la casa a los invitados. Después llegan Blunt, Gadshill, Green y Scrop.

 

Nº 10. Introducción

 

Coro de bebedores

¡Animosos, nobles bebedores, animosos,

el vino es magnífico!

¡Ved, el sol va ya bajo,

apliquémonos!

¡Ay, el día hallará pronto su meta

y aún hay mucho vino!

¡Por eso, bebamos de lo lindo!

 

Coro de danzantes

¿Oís los violines,

véis el corro

sonar alegres y girar gozoso?

¡Corred al baile,

alegres en la rueda,

girad, jóvenes animosos, cada vez más rápido!

¡Conjurad las preocupaciones!

Hoy y mañana sonríe

la alegría y no amenaza el peligro.

Aprovechad las horas

antes de que desaparezcan,

que vuestra juventud no fue sin alegría.

Crespos y coloreados,

más allá del crucero y de la calle.

 

Coro de bebedores

(sólo los hombres)

Que la juventud se meza

allí en rápida danza.

¡Beber es también un placer

aquí en el brillo de la tarde!

Nosotros igual somos demasiado viejos para el baile,…

¡sólo bebed: así, pronto todos

darán vueltas alrededor nuestro!

 

Coro general

¡Viva! Esto es una alegría,

todos se mueven en la dicha,

todos exultan y zumban,

todos dan voces y todos hacen ruido,

todos rompen en júbilo:

¡así es lo justo en el convite de bodas!

¡Viva!

 

 

Diálogo

 

Gadshill

¿Pero dónde están, pues, la novia y el novio?

 

Blunt

Sí, ¿dónde están la novia y el novio?

 

Scrop

¿Debemos, entonces, celebrar la boda

sin novia y sin novio?

 

Blunt

Nunca he celebrado una boda

sin novia y sin novio.

 

Perth

El novio se habrá retrasado en Davenaut,

mi hija ha ido a su encuentro.

 

Blunt

Allí viene precisamente ella.

 

La señora Blunt

¡Ojo, Toms, ten cuidado

y no vuelvas a beber demasiado!

 

Blunt

¡Suse, tienes razón, ya he bebido

demasiado, pero nunca aún

bastante, nunca aún bastante!

 

(entra Emmy Perth)

 

Perth

¿Qué es esto? ¡Tienes un aspecto tan triste,

Emmy! Una novia tiene que estar contenta.

 

Blunt

¡Sí, una novia ha de tener una cara alegre!

¿Te acuerdas tu aún, Suse,

cuando eras novia?

 

La señora Blunt

¡Yo, calla y no hables!

¡Siempre tienes que hablar tú!

 

Blunt

Sí, si no debo hablar,

entonces he de beber.

 

Perth

Bien, Emmy, ¿qué te pasa, pues?

 

Nº 11. Canción

 

Emmy

Allí, en aquel paso rocoso,

observé a lo largo del camino,

para divisar a George;

¡a los rayos del sol de la tarde,

arden y tiemblan montaña y valle,

pero él no se deja ver!

Cuando en la alegre fiesta de bodas

el novio me hace esperar,

¿no debe ponerme esto triste?

Allí, en el matorral, con dulce sonar

encanta y suspira el ruiseñor,

y él está aún lejos;

entre las ramitas verdes del bosque

acecha la luna llena; calladas y suaves

brillan ya las estrellas.

Todo se manifiesta, llegó la noche,

y aún falta el novio:

¿no debe ponerme esto triste?

 

Diálogo

 

Perth

¡Bueno, ya vendrá!

Tú sabes que hoy era el cumpleaños

de la señorita, y el pobre joven

no pudo allí ciertamente

marcharse así a tiempo.

 

Emmy

Yo quisiera ser una señorita tan

distinguida, padre; entonces George

no me haría ciertamente esperar.

 

Blunt

Ya vendrá, os lo digo.

Una novia es como una botella llena,

que no se olvida.

 

Green

(que ha hablado en voz baja con Scrop)

Sí, sí, como os digo, vecino;

¡la noche pasada!

 

Scrop

¡Eso sería espantoso!

 

Perth

Bien, ¿qué ocurre aquí?

 

Scrop

Precisamente cuenta Green que la hija

del rico Berkley, a tres horas

detrás de Davenaut, ha sido asesinada

la pasada noche por un vampiro.

 

Todos

¿Cómo? ¿Qué decís? ¿Un vampiro?

 

Green

No otra cosa; estuve esta mañana allí.

La hija era una novia, la boda debía

ser hoy. Por la noche, cuando

la campana dio las doce, el padre echó

a faltar a la hija; ¡todos fueron movilizados

para buscarla! Finalmente se la encuentra

muerta en la Cueva del Vampiro.

 

Emmy

¡La pobre muchacha!

 

Las muchachas

¿Se ha encontrado también, pues, al vampiro?

 

Green

Por supuesto, el padre lo ha matado.

 

Las muchachas

¡Gracias sean dadas a Dios!

 

Green

¡Sí, para qué sirve esto, una criatura tal

no puede ser muerta!

¡Si hoy se la mata,

mañana está viva de nuevo!

 

Scrop

(a Green)

¿Habéis visto ya alguna vez a un vampiro?

 

Green

¡No, gracias a Dios! Pero he hecho

decirme que deben parecer lívidos,

y que prefieren buscar a sus víctimas

a la luz de la luna, porque ésta

tiene para ellos una fuerza benéfica

y ellos están bajo su protección.

 

Emmy

Mi bendita madre me ha contado

a menudo un viejo cuento de un vampiro.

 

Las muchachas

¡Ay, oigámoslo, oigámoslo!

 

Scrop

¡Pero ya está oscuro del todo!

 

Green

¡Tanto mejor!

En la oscuridad se oyen

estupendamente tales historias.

 

Nº 12. Romanza

 

Emmy

¡Mira allí, madre, al hombre pálido

de mirada sin alma!

¡Niña, no mires al hombre pálido,

si no, pronto estarás perdida,

apártate de él deprisa!

Ya a varias muchachas, jóvenes y bellas,

hizo mirarle profundamente a los ojos,

tuvieron que pagar con amargos

martirios y con su sangre,

pues quedo y en secreto te lo digo:

¡el hombre pálido es un vampiro!

¡Guárdenos Dios en la tierra

de llegar a ser jamás igual que él!

 

Coro

Pues quedo y en secreto te lo digo:

¡el hombre pálido es un vampiro!

¡Guárdenos Dios en la tierra

de llegar a ser jamás igual que él!

 

Emmy

¡Él me sonríe, el hombre pálido,

y su mirada es más alegre!

Niña, ¿aún sigues mirándole?

¡Ay de mí, estás perdida,

apártate deprisa de él!

¡Si estremeció él tu piadoso corazón,

ay, deja por ello advertirte,

si no te enganchará en sus redes!

Pues quedo y en secreto te lo digo:

¡el hombre pálido es un vampiro!

¡Guárdenos Dios en la tierra

de llegar a ser jamás igual que él!

 

Coro

Pues quedo y en secreto te lo digo:

¡el hombre pálido es un vampiro!

¡Guárdenos Dios en la tierra

de llegar a ser jamás como él!

 

Emmy

¡La muchacha sigue al hombre pálido,

la atrae su mirada;

no escucha las advertencias de su madre,

y pronto está perdida,

ella jamás regresó!

Una víctima fue para el placer de él,

con rastro de sangre en el cuello y en el pecho

se encontró de nuevo el cadáver;

¡ella se precipitó al Infierno!

¡Ahora ella da vueltas, creedme,

como espantoso vampiro!

¡Guárdenos Dios en la tierra

de ser jamás igual que ella!

 

Coro

¡Ahora ella da vueltas, creedme,

como espantoso vampiro!

¡Guárdenos Dios en la tierra

de ser jamás igual que ella!

 

(lord Ruthven entra y se mezcla entre la gente)

 

Diálogo

 

Ruthven

¡Buenas noches!

 

(las muchachas se dispersan con una exclamación de susto)

 

Muchachas

¡Ah!

 

Emmy

¡Todopoderoso!

 

Ruthven

¿No está John Perth aquí?

 

Perth

Aquí estoy. ¿En qué he de serviros?

 

Ruthven

¿Acaso ya no me conoces?

 

Perth

Ay, ¿sois Vos, "mylord"? Por supuesto,

os conozco. Sois el hermano de nuestro

extinto Señor, y ahora Conde

de Marsden: sed bienvenido

a vuestros suelo y propiedad, os creíamos

aún de viaje.

 

Ruthven

Tampoco puedo permanecer aquí más que unas

pocas horas, un negocio me llevó

a Davenaut. Oí allí de la boda

de tu hija. Los fieles servicios

que prestaste a mi casa

demandan mi agradecimiento.

Quiero que la boda se celebre

a mis expensas y tan brillantemente

como sea posible.

Considera hoy las magníficas

bodegas como tuyas.

 

Todos

(exclamatorios)

¡Éste es un noble Señor! ¡Dadle

un viva! ¡Viva nuestro digno Señor!

¡Viva!

 

Ruthven

(a Perth)

Haz iluminar al punto la gran sala,

allí quiero tejerle yo a la novia

en el pelo la corona de mirto.

 

(el coro sale en su mayor parte)

 

Emmy

¿Habéis venido, así, por causa mía,

dignísimo Señor?

 

Ruthven

¿Es ésta tu hija, John?

 

Perth

Sí, dignísimo Señor, mi hija Emmy.

 

Ruthven

Por supuesto he venido por causa tuya ,

bella Emmy.

 

Emmy

Ay, disculpad pues, dignísimo Señor,

que antes me haya asustado yo tanto

ante vuestra vista, pero justamente

habíamos contado un cuento espantoso,

cuando vinisteis hasta nosotros tan inadvertido.

 

Ruthven

(se quita del dedo un anillo)

Toma este anillo como compensación

del susto que te he causado.

 

(le tiende el anillo)

 

Emmy

¿Cómo, dignísimo Señor, el precioso

anillo, me lo regaláis?

 

Ruthven

¡Como invitado de boda debo hacerte

seguramente un regalo! Me preocuparé,

además, de traer un ajuar para ti,

y si tú quieres, de emplear a tu

futuro marido en mis propiedades.

 

Emmy

Dignísimo Señor, tanta bondad…

 

Ruthven

(a algunos de los que se han quedado del coro)

Id, queridas gentes, poned orden en la sala.

 

(a Perth)

 

Mientras tanto consultaré a la muchacha

sobre la manutención futura.

Cuando todo esté en orden , llamadme,

para que yo inaugure el baile con la bella Emmy.

 

(todos salen, menos Ruthven y Emmy)

 

Emmy

Ay, dignísimo Señor, ¿por qué

he merecido yo tanta bondad?

 

Ruthven

Por tu belleza, querida Emmy,

que a primera vista me dispuso

tanto a tu favor, por tu gentileza,

que cada vez me atrae más hacia ti.

 

Nº 13. Terceto

 

Emmy

Sólo queréis confundirme,

no soy tan presumida

como para tomar en serio

lo que vuestra boca dice tan sólo.

 

Ruthven

No, querida, dulce pequeña,

créeme, no me burlo;

tu belleza es lo único

(bis)

que así seduce mi corazón.

 

George

(para sí)

¡Oh, Dios, qué he de ver!

¡Ellos están en gran intimidad!

¿Puedo fiar en mis ojos,

es ésta, pues, mi novia?

 

Ruthven

¡Qué delicia sin igual

rozarte suavemente las mejillas,

apretarte la blanda mano,

mirarte amante a los ojos,

rodearte así con el brazo,

apretarte contra el pecho!

¡Ay, qué sacrificio haría yo,

(bis)

si me dieras este placer!

 

Emmy

(rechazándole suavemente)

Sólo queréis confundirme,

no soy tan presumida

como para tomar en serio

lo que vuestra boca dice tan sólo.

 

George

(para sí)

Maldición, qué he de ver,

ahora le aprieta él la mano,

y ella deja que ocurra,

(bis)

esto es del todo encantador.

 

Ruthven

Yo debía casi regañarte,

he hecho tanto por mi parte

y tú no quieres corresponderme,

¿no es esto cruel, di?

 

Emmy

¡Buscáis fundar mi felicidad,

bien me doy cuenta!

¡Ay, no puedo hallar palabras,

para consagraros mi gratitud!

 

Ruthven

¡Por mi esfuerzo puedes darme

la más bella recompensa!

¡Un único beso tuyo

vale para mí más que coronas!

 

George

¿Un beso? ¿Qué he de oír?

 

Emmy

¿Cómo? ¿Un beso?

 

George

¿Quiere besarla? ¿Qué?

 

Emmy

¿Cómo? ¿Un beso? ¿Un beso? ¿Un beso?

Sólo queréis confundirme,

no soy tan presumida

como para tomar en serio

lo que vuestra boca dice tan sólo.

 

Ruthven

No, querida, dulce pequeña,

créeme, no me burlo,

tu belleza es lo único

que así seduce mi corazón.

 

(besa a Emmy; para sí)

 

Así, ha quedado a merced mía,

y la meta no está ya lejos.

 

(ríe)

 

¡Ja, ja!

 

Emmy

(para sí)

¡Gustarle a tal corazón,

no es una insignificancia!

¿No debe esto envanecerme?

 

Ruthven

¡Ahora ha quedado a mi merced!

¡Ah, oigo reír al Infierno!

 

George

(para sí)

Cómo, ¿a ella le gusta esto?

¡Ah, por Dios, esto va demasiado lejos!

¿No debe esto enfurecerme?

 

(avanza)

 

Buenas noches, amada mía.

 

Ruthven

¡Vaya, mira ahí, el novio!

 

Emmy

¿Vienes por fin también a la fiesta?

 

George

Sí, ya era hora de que viniera.

 

Emmy

Nuestro buen Señor quiere hacerte

aquí administrador de la propiedad.

 

George

Sí, esto advierto, bellas cosas,

y él como propietario.

 

Ruthven

¿Celos? ¡Es para reírse!

¡Pobre diablo, me das pena!

 

Emmy

¡Celos el primer día!

¡En verdad, esto llega demasiado pronto!

 

George

(aparte)

Sí, ella tiene razón, el viejo cuento:

¡jamás fíes en mujeres y en gatos!

 

Ruthven

(a Emmy)

Bien, me voy. ¡Los enamorados

están mejor solos!

Mas no olvidéis que hoy

tenéis que ser mi pareja de baile…

¡Ah, cómo se estremece de alegría mi corazón,

ahora la tercera víctima es mía!

¡Los que os movéis, invisibles, alrededor mío,

exultad! ¡Pronto será ella vuestra!

 

(sale en dirección a la sala de baile)

 

Emmy

Mi corazón vacila entre el temor y el amor,

y en la cabeza siento bien y daño;

¡con dulce y secreto impulso,

me atrae hacia el extraño!

 

George

¡Como en morada de espíritus malos,

así me siento inquieto!

Me da escalofríos con gélido horror.

¡Ay de mí! ¡Esto no acabará bien!

 

Diálogo

 

George

¡Él se va! ¡Ahora vuelvo a sentirme bien!

 

Emmy

Sabes bien, George, que no está bien

por tu parte que vengas hoy tan tarde.

 

George

¡Está bien, no me hagas aún reproches!

¿Pero es bonito que tú, aquí,

a la luz de la luna, coquetees

con jóvenes y dignos señores,

que te aprietan la mano,

que te cogen del cuerpo,

y que al final te dejes besar?

¿No es verdad que es bonito?

 

Emmy

¡Ay, éste era nuestro nuevo y digno Señor!

¡Y él quiere sustentarnos!

 

(muestra el anillo en su dedo)

 

Mira sólo el precioso anillo, que él

me regaló. Es tan bueno, tan amable,

tan campechano, así…

 

George

¿Bien? Lo soltaré: tan bello,

tan galante, que frente a él yo soy sólo un tarugo.

 

Emmy

Como lo eres otra vez ahora.

Meramente soy amable con él

por tu causa, para que te

emplee ventajosamente.

 

George

(irónico)

¿Así? ¡Por mi causa! ¿Crees

que no he advertido cómo le

has mirado todo el rato?

 

(indica a su pistola)

 

¿Ves aquí la pistola? La he traído

conmigo, porque se me dijo

que el camino no era seguro.Con ella

me mataré, si aún le miras así una vez.

 

Emmy

No seas tan salvaje, querido George,

él vuelve a marcharse hoy,

y quién sabe si volveré a verle nunca.

 

George

Sí, él tiene que volver hoy aún

a Davenaut, debe desposar a nuestra

señorita. Pero ella no es como tú.

Ella ama al joven Aubry

y no fue tan amable con el joven Conde.

Con lágrimas ha rogado a su padre

dejar al digno Señor que vuelva a marcharse.

 

Emmy

¿Así, tu señorita se casará?

 

George

Sí, ¿no te viene bien esto?

¿No pudieras llegar a ser tú misma

quizá una distinguida señora? ¿No es verdad?

¡Éste es tu máximo deseo!

¡Oy, yo, estúpido! Para darte una alegría,

porque yo sabía lo que tendrás con gusto,

si ha de ir bien en nuestra boda,

ruego al distinguido Señor que él venga aquí.

Pero tu amabilidad con él tiene

que haberlo avisado ya. Apenas le digo

que hay aquí una boda, y ya se levanta,

hace ensillar un caballo,

apenas se despide de nuestro viejo Señor,

y corre al galope hacia aquí.

Yo jadeo detrás de él,

para tener la alegría de contemplar

cómo él besa a mi novia.

 

(entra Edgar Aubry)

 

Aubry

Buenas noches, George, ¿está el Conde aquí?

 

George

Sí, el distinguido Señor está en la sala de baile.

 

Aubry

Ruégale en seguida que venga aquí conmigo.

 

George

Voy.

 

Emmy

Yo voy contigo a la sala de baile.

 

(Aubry se queda solo)

 

Aubry

¡Tengo que salvarla, aunque sea al precio

de mi vida! Si mis ruegos no pueden

moverle a desistir de su propósito,

entonces correré a casa del viejo Señor,

romperé el terrible juramento

y descubriré el espantoso secreto,

resulte lo que fuere de esto.

 

(Lord Ruthven viene)

 

Ruthven

¿Cómo, Sir Aubry, Vos aquí?

 

Aubry

Sí, te seguiré dondequiera,

vigilaré todos tus pasos,

para dondequiera pedirte y conjurarte

a que abandones tu espantosa idea;

dondequiera te saldré amenazador al encuentro,

para arrebatarte tu víctima por la fuerza.

¡Ruthven, yo amo a Malwina,

y soy a mi vez amado por ella!

Apártate de ella, no mates de nuevo

la dicha de dos seres humanos.

¡Aquí te conjuro, apártate de ella,

suplicaré al Eterno compasión para ti…

y la conciencia de este único buen

día hará hablar por ti a un ángel bueno

y salvador en la hora del Juicio Eterno!

 

Ruthven

No derroches palabras inútiles.

Me arrastra mi terrible destino.

¡Enójate, enfurécete, clama

contra el ciclo eterno de la Naturaleza!

¿Puedes tú hacerlo estar inmóvil?

¡Ah, te lo agradeceré puesto de rodillas!

Apártate de mí.

 

Nº 14. Gran escena

 

Aubry

¡Bien, me obligas al delito,

voy a romper mi juramento,

Dios perdonará en el Cielo!

Si puedo lograr

que tú hayas de apartarte de ella,

el pecado será, sí, pequeño.

 

Ruthven

Tropieza en el camino de lo justo,

sucumbirás ante los sombríos poderes,

aunque no parezca tan grande el paso en falso;

si eres ganado por ellos,

estarás más estrechamente enredado,

y no te soltará el Infierno.

 

Aubry

Gustoso quiero pagar por mi culpa

castigos llenos de tormentos:

¡qué más duro puede suceder!

¿Hay mayor depravación

que matar a la ardientemente amada

y verla morir tan atrozmente?

 

Ruthven

¿Piensas tú? ¡Ah, sólo inténtalo!

Y con horror verás

más claro aún qué puede suceder!

¿Crees tú que la Naturaleza

me creó ya de nacimiento

para este oficio espantoso?

¡Ve entonces, traicióname!

Carga sobre ti la culpa del perjurio,

para con dulce triunfo

conducir a casa a la amada:

¡Llega ser esposo, padre después,

y un hombre muy feliz!

Pero llegará el tiempo

donde, con mil mordeduras de serpiente,

el alma te será arrancada…

Ante el Juez, temible y grave,

comparece ella, y el Estricto dice:

"el arrepentimiento no expía el perjurio,

regresa con horror

a la casa apenas abandonada".

Ahora vas tú, un horroroso

cadáver, destinado únicamente

a alimentarte de la sangre de aquellos

que más te quieren y honran;

en el interior llevas el fuego devorador.

Tú has jurado por tu vida:

lo que por ti vive, está perdido por tu causa.

¡La sangre de la esposa, del hijo, de la hija

acalla la primera tu monstruosa furia,

y antes de su fin te reconocen

y te maldicen… y se maldicen a ellos!

Mas lo que te era más caro en la vida,

una muchacha adorable de cabellos rizados,

eleva rogando las pequeñas manos hacia ti,

las lágrimas acuden a sus claros ojos,

y ella balbucea: ¡padre, perdóname la vida,

rogaré por ti en la tierra!

¡Tú la miras al rostro piadoso e inocente,

quisieras respetarla de buen grado,

y no puedes!

Te excita el demonio, te arrastra la furia.

¡Tú tienes que sorber la querida sangre!

Así vives, hasta que vas al Infierno,

al que ahora perteneces eternamente;

¡incluso allí se aparta aún de tu mirada,

con horror, la tropa de los abyectos,

pues frente a ti son ellos puros como ángeles,

y tú solo eres el condenado!

 

(Aubry le mira horrorizado)

 

Ruthven

¿Te paralizas? ¿Estás espantado ante mí?

¡Ja, ja! Yo pinté según la Naturaleza,

mi propia historia te conté.

¡Ahora, vete! - ¡Y rompe tu juramento!

 

(sale)

 

Aubry

(solo)

¡Ah, cómo me llena de horror

la espantosa imagen!

¡Ningún consuelo, ninguna salida se me muestra,

ella está perdida! ¡Ay de mí!

 

Nº 15. Aria

 

Aubry

Como una bella mañana de primavera

se extendía la vida ante mí,

todo mi deseo, toda mi preocupación

era una serena mirada de ella.

Campos y bosques parecían vivir

sólo para devolver su imagen,

y con dulces sonidos mágicos

cantar sólo, cantar sólo de ella.

Pues su semblante divino

me sonríe en cada flor,

en el oro del ocaso,

en el brillante bosque de estrellas.

El céfiro me parecía acariciar en ella,

sólo de ella cantaban fuentes y árboles,

y dormido entre rosas,

aún mis sueños soñaban con ella.

Pero ahora me rodea oscura noche,

yo dudo del poder de Dios;

demonios portadores de infortunio

parecen habitar sólo la Creación.

Sarcásticos los oigo triunfar,

a la perdición ha de llevar

lo que yo también quería hacer…

¡Y de todo lo que me amenaza,

es el más pequeño horror

la locura! ¡La locura o la muerte!

 

(sale)

 

Nº 16. Dueto

 

(Ruthven y Emmy vienen enlazados)

 

Ruthven

Quedos, allí, a la apartada glorieta,

donde estaremos sin ser molestados.

 

Emmy

Dignísimo Señor, alguien viene, yo creo…

 

Ruthven

¡No, querida, dulce niña!

 

Emmy

¡Sí, sí, alguien viene!

 

Ruthven

Sígueme sólo unos pocos pasos…

 

Emmy

¡Dignísimo Señor! ¡Ay, no, os lo ruego,

George me echará a faltar en la sala!

 

Ruthven

¡Miedosa locuela, déjate besar!

 

Emmy

¡No, ay, dejadme volver,

dignísimo Señor, no, apiadaos de mí!

Si George me viera con Vos,

jamás me perdonaría.

 

Ruthven

¿Debo, ay, lamentarme más tiempo?

¡No te conmueve mi ruego!

¿Nunca te dirán tus ojos

lo que me dice tu corazoncito?

 

Emmy

(para sí)

Ay, siento que con mil lazos

pende de él mi entero corazón.

 

Ruthven

(para sí)

Largamente se ha resistido,

pero cederá al ímpetu.

¡Ven, pues, ven, dulce vida mía,

luz divina de mis ojos!

 

Emmy

No seré ya mucho más capaz

de resistir a sus ruegos.

 

Ruthven

Bien, ven así, aún unos pocos pasos…

 

Emmy

No, ay, dignísimo Señor, os ruego…

 

Ruthven

¡Dulce muchacha, sígueme!

 

Emmy

¡Dignísimo Señor!

 

Ruthven

¡Oh, sígueme!

 

Emmy

¡Ay, yo tiemblo!

 

Ruthven

¡Sígueme!

¿Podrás ser cruel más tiempo?

 

Emmy

¿Cruel con vos? ¡Ay, no!

 

Ruthven

¡Sígueme!

 

Emmy

¡Bien, sea!… ¡Te sigo!

 

(cae sobre el pecho de él)

 

Ambos

Quedo, quedo a la tenue luz de la luna,

silenciosos y en secreto vayamos

hasta el lugar dulcemente discreto;

¡tú eres mío (a), yo tuya (o) para siempre!

La luna y las estrellas quieren escuchar

cómo cambiamos alma por alma

y nos embriagamos de amor.

 

(salen hacia la glorieta)

 

Diálogo

 

(Entran James Gadshill, Richard Scrop, Robert Green y Toms Blunt)

 

Blunt

Venid hacia aquí, aquí no seremos molestados.

 

Scrop

Hace tanto calor en la sala…

 

Green

Y tal ruido, que no se puede

beber ni una vez con tranquilidad.

 

Gadshill

Aquí hace un fresco agradable,

y el claro brillo de la luna…

 

Blunt

¡Ay, hermano, el mundo es tan bello!

¿Tienes también contigo una botella?

 

Gadshill

(saca una botella del bolsillo)

¡Por supuesto!

 

Scrop

(igual)

¡Yo también!

 

Green

(igual)

¡Yo también!

 

Blunt

(igual)

¿Ves? Yo tengo aún dos en el bolsillo;

entonces, a beber, hermano, mira:

beber, esto es: ¡beber!

Hay muchas amenidades en el mundo,

pero sólo tres diversiones principales.

 

Gadshill

Ay, ya sé lo que piensas:

vino, mujeres y canciones.

 

Blunt

Eres un buen cristiano, pero no

has acertado. Mira, hermano,

la primera es: ¡beber!, y la segunda es:

¡beber!, y la tercera es: ¡beber!

 

(todos ríen)

 

Blunt

¡Ja, ja, ja! ¿No es verdad? ¿No tengo razón?

Pues, ved: ¿cantar? Cantar es bueno,

yo canto también, pero no se puede cantar

siempre, se acaba harto. ¿Y mujeres?

¡Oh, sí! ¡Oh, sí!… Pero… ea, de esto

no hablaremos, esto lo sabemos

yo y mi Suse muy bien. ¿Pero beber?

Ved, beber, esto es: ¡beber!

 

Los otros tres

¡Sí, hermano, tienes razón! ¡Hermano!

 

Nº 17. Canción báquica y quinteto con coro

 

Blunt

¡En el otoño, uno tiene que beber!

 

Todos

¡En el otoño, uno tiene que beber!

¡Éste es el tiempo adecuado,

allí madura para nosotros la sangre de la uva,

y por eso sabe el vino tan bueno,

en el otoño, uno tiene que beber!

 

Blunt

¡En el invierno, uno tiene que beber!

 

Todos

¡En el invierno, uno tiene que beber!

¡En el invierno hace frío,

allí nos calienta la sangre de la uva

y por eso sabe el vino tan bueno,

en el invierno, uno tiene que beber!

 

Blunt

¡En el verano, uno tiene que beber!

 

Todos

¡En el verano, uno tiene que beber!

¡En el verano hace calor,

allí nos refresca la sangre del vino,

y por eso sabe el vino tan bueno,

en el verano, uno tiene que beber!

 

Blunt

¡En la primavera, uno tiene que beber!

 

Todos

¡En la primavera, uno tiene que beber!

¡Allí no hace calor ni frío!

¡Allí nos deleita la sangre de la uva,

allí sabe el vino el doble de bueno,

en la primavera, uno tiene que beber!

¡Viva! ¡Esto es una alegría,

todo se mueve en la dicha!

¡Todo rompe en júbilo, así

es lo bueno en el banquete de bodas!

¡Viva! ¡Esto es una alegría,

todo se mueve en la dicha!

¡Viva!

 

(entra ligera Suse Blunt)

 

Quinteto

 

La señora Blunt

¡Por fin te encuentro, viejo!

 

Blunt

Sí, Suse, éste, aquí, soy yo.

 

La señora Blunt

Mucho, mucho te he buscado,

en ningún sitio pude encontrarte.

¡He imprecado, he maldecido,

Dios perdone mis pecados!

¡Aquí, con tus compañeros de bebida

al fin te encuentro!

¡Oh, hombre, olvidado del honor,

ahora mismo te vas de aquí conmigo!

 

Blunt

Querida mujercita, no mires bizqueando,

ay, yo estoy tan alegre como unas castañuelas.

 

Green, Scrop, Gadshill

Mujer, qué nos reprendes, pues,

hoy es el banquete de bodas.

 

La señora Blunt

¡Callad! - ¡Callad, antes de que me salga la bilis!

Si queréis aún atreveros a refunfuñar,

os diré a cada uno de vosotros

lo que vale y lo que no vale.

 

Blunt

¡Oh, dolor!

 

La señora Blunt

Robert Green, sóis conocido

dondequiera en todo el mundo

como un mal marido,

que de vez en cuando con demasiado gusto

mira a otras mujeres,

y acude al vino y a las cartas.

¡Tú, Toms, eres un viejo loco,

que no es nada y que nada fue,

sino un ridículo bebedor,

jugador, glotón, recorretabernas!

¡Scrop, aquí, está en el mismo caso!

¡A vos, James Gadshill, a vos se os ha

roto el seso, y en pocas palabras, todos,

todos, todos no servís para nada!

 

Blunt

¡Querida Suse, nada de disputas,

mira, estoy lleno de dicha!

 

La señora Blunt

¡Sí, os lo digo a todos, todos,

todos, todos no servís para nada!

 

Green, Scrop, Gadshill

¡Calla! ¡No, por Dios, esto es demasiado!

 

(a Blunt)

 

Dile que debe callarse.

 

Blunt

¡Suse, déjanos en paz!

¡Bebe una vez! ¡Te daré!

 

La señora Blunt

¿Cómo? ¿Qué fue esto? ¿Debo callar?

 

Green, Scrop, Gadshill

Sí, no queremos oír nada más.

 

La señora Blunt

¿Quién quiere prohibirme hablar?

 

 

Green, Scrop, Gadshill

¡Ay, no queremos oír nada más!

 

La señora Blunt

¡No, no, no, no!

¡Ahora gritaré aún más recio!

 

Blunt

¡Suse, déjanos en paz!

 

La señora Blunt

¡No, no, no, no, no, no!

 

Green, Scrop, Gadshill

¡Calla ahora! ¡Callada debe estar!

 

La señora Blunt

¡No quiero callar!

¡Aguardad, os mostraré

que quiero y puedo hablar!

¿Os ha contrariado lo que dije?

¡Bien, de acuerdo, para fastidiaros

empezaré desde el principio!

¡Robert Green, sóis conocido

dondequiera en todo el mundo

como un mal marido!

 

Green, Scrop, Gadshill

¿Está la mujer en su entero juicio?

 

La señora Blunt

Que de vez en cuando con demasiado gusto

mira a otras mujeres,

y acude al vino y a las cartas.

 

Green, Scrop, Gadshill

(a Blunt)

Vecino, habla, ¿qué hacemos ahora?

 

La señora Blunt

¡Tú, Toms, eres un viejo loco,

que no es nada y que nada fue,

sino un ridículo bebedor,

jugador, glotón, recorretabernas!

¡Que no es nada y que nada fue,

sino un ridículo bebedor!

 

Green, Scrop, Gadshill

¿Está la mujer en su entero juicio?

 

La señora Blunt

Scrop, aquí, está en el mismo caso!

¡A vos, James Gadshill, a vos

se os ha roto el seso!

 

Green, Scrop, Gadshill

Vecino, di, ¿qué hacemos ahora?

 

Blunt

¡Haced como yo y quedaos tranquilos,

si se hace duro, reíros!

¡Pero es una querida mujercita,

chocad a la salud de ella!

 

La señora Blunt

¡Y en pocas palabras, todos, todos no servís para nada!

 

Green, Scrop, Gadshill

¡Ah, ah, ah, ah!

 

Blunt, Green, Scrop, Gadshill

¡Chocad a la salud de ella!

 

(el coro entra)

 

Blunt

¡A su salud! ¡A su salud!

 

Coro

¡Qué ruido! ¿Qué ha ocurrido?

Decid, ¿qué significa esto?

No se puede entender una palabra.

¿Va esto en serio o es una broma?

¡Este reñir, este reír,

esto nos confundirá aún a todos!

¿Queréis, pues, ponernos furiosos?

¡Mujer, calla al fin de una vez!

 

(se oye un tiro)

 

Diálogo

 

Perth

Escuchad… ¿Qué fue eso?

 

Green

¡Sonó un tiro!

 

(a la izquierda, delante, suena un segundo tiro)

 

¡Y otra vez! ¿Qué puede ser esto?

Pero ved… allí… ¡George Dibdin a toda prisa!

 

(George Dibdin viene sin aliento)

 

George

(como enajenado)

¡Ay. amigos… ay, ay, amigos!

 

Perth

¿Qué ha ocurrido? ¿Qué ha ocurrido?

 

George

Ay… Emmy… asesinada. ¡Y yo

he matado de un tiro al dignísimo Señor!

 

Perth

¡Qué horrible crimen!: ¿cómo fue posible?

 

George

¡Ay, horrible fue el ver cómo

la luna iluminó clara el pálido rostro!

Ya no tendré paz en esta Tierra.

¡El atroz crimen me arrastra al vasto mundo!

 

(Corre afuera.- Es traído el cadáver de Emmy)

 

Nº 18. Coro

 

Coro

¡Alegrías y penas, en la vida terrena,

cambian tan rápido como las horas desaparecen!

¡Vinimos tan alegres y animosos hacia aquí,

para unir a la novia con el esposo,

ay, y ahora vamos, temerosos y oprimidos,

a enterrar un cadáver en la fosa!

 

Segundo Cuadro

 

Sala en el castillo Davenaut como en el primer acto.

 

Diálogo

(Aubry está sentado solo con la cabeza apoyada en la mano. Pasado algún tiempo, viene Malwina)

 

Malwina

(vestida de boda, cayendo con vehemente movimiento en brazos de Aubry)

¡Edgar!

 

Aubry

¡Malwina!… ¡Has llorado!

 

Malwina

¡Ay, inútilmente he rogado con lágrimas a mi padre,

en vano le he conjurado a concederme

un aplazamiento; firme se mantiene en su

designio. Reunidos están los invitados,

la capilla, adornada, sólo se aguarda el regreso

del Conde para santificar mi desdicha

mediante la bendición del sacerdote.

Delante de la capilla está el coche del

Conde, para partir después de la boda.

 

Nº 19. Dueto

 

Aubry

¡Deténte, no puedo soportarlo,

estás perdida! ¡Ay de ti!

¡Y ay de mí, he de temblar,

sólo queda la insania, maldición a mí!

¡Oh, si pudiera yo poner fin deprisa

con las propias manos a este martirizante existir!

 

Malwina

¡Oh, amado, yo te conjuro,

no ahogues el ánimo alegre!

¡Aún vive un Dios, Él puede oírnos,

si Él quiere, todo acabará bien!

Con confianza infantil fundemos

nuestras esperanzas en su auxilio de Padre.

 

Aubry

Apremia el tiempo, Malwina, deja advertirte.

Oh, deténte sólo hasta que nazca el día:

astuto es, y grande, el poder del Infierno,

con magia negra sabe él tender sus redes.

 

Malwina

¿Qué hablas? ¿Qué tuviera yo que temer?

¡Sólo temo la estricta orden de mi padre!

Frente a todo lo que amenace con perderme,

me preservará mi corazón, mi puro juicio!

¡A quien lleva el temor de Dios en el

corazón piadoso, ante él ha de ceder

el oscuro poder del Infierno,

ninguna magia negra podrá jamás alcanzarle!

 

Aubry

¡Sé saludada, tú, bella luz del Cielo,

que rompes esplendente a través

de la noche de la duda!

Con sonoro júbilo, como de esferas luminosas,

me grita de alegría con mil coros de ángeles.

 

Ambos

¡A quien lleva el temor de Dios en el

corazón piadoso, le protege

el puro amor en el fiel seno.

¡Ante él ha de ceder el oscuro poder del Infierno!

¡Ninguna magia negra podrá jamás alcanzarle!

 

(abrazo)

 

Nº 20. Finale

(Entran Davenaut y los invitados)

 

Coro de los invitados

¡Flores y capullos en el céfiro acariciante,

adorablemente abiertos hacia el lisonjero Oeste,

flor de las Tierras Altas, tú, rosa Davenaut,

te entretejemos para la fiesta de hoy!

 

Davenaut

Vosotros, amigos, venid, comenzad

la fiesta de bodas.

Con juicio alegre y jovial alegría.

¡Mi única niña, cara al corazón de su padre,

la caso hoy con el noble esposo!

 

Malwina

Hágase tu voluntad, Señor en el Cielo,

con humildad creyente yo me someto;

¡oh, hazme ver una señal de tu Clemencia,

yo soy criatura tuya, apiádate de mí!

 

Aubry

Ya bajó del Cielo un ángel consolador,

con el rosado brillo del ocaso de la bella esperanza.

¡Pero deprisa vuelve a estremecerme frío horror,

riendo burlón se precipita sobre mí el Infierno!

 

Coro

Sí, amigos, vamos, comenzad

la fiesta de bodas.

Con juicio alegre y jovial alegría.

¡Su única niña, cara al corazón de su padre,

la casa él hoy con el noble esposo!

Cantad alto y exultad alegres,

que suene por todo el país:

¡salve a la casa Davenaut;

salve a todo aquel emparentado con ella!

¡Salve! ¡Salve!

 

(lord Ruthven entra deprisa)

 

Malwina

¡Todopoderoso!

 

Aubry

¡Ay, espantoso!

 

Coro

¡Ah, bienvenido!

 

Davenaut

¡Ah, bienvenido!

 

Ruthven

(a Davenaut)

Sir, no puedo disculparme,

porque me demorara en mi obligación.

Pero si he aplazado mi felicidad,

quisiera alabar mi falta,

ensalzar aún mi infortunio,

si también se enojó la mirada de "milady"

ante el negligente novio,

que tan tarde vino a la boda.

 

Davenaut

¡Ahorrad las palabras, querido hijo,

todo está ya dispuesto!

Vamos, pues, a la capilla;

allí, en el lugar sagrado,

con la piadosa bendición del sacerdote,

pondré su mano en la vuestra!

 

Malwina

¡Ay, padre mío, ten compasión!

 

Davenaut

¡Vamos, amigos, vamos. ¡Con canto jovial

acompañad nuestra marcha de bodas!

 

Aubry

¡Rígida y sin vida está ella allí!

¡Oh, Dios, cómo acabará esto!

 

Malwina

¡Ay de mí! ¡Ay, ay de mí, pobre!

¡Padre mío!

 

Ruthven

(aparte)

¡Ah! ¡Triunfo! ¡La meta está cerca!

¡Ella está en mis manos!

¡Triunfo! ¡La meta está cerca!

 

(el cortejo se pone en marcha)

 

Coro

Quiera el futuro los destinos más alegres,

igual a rosas, esparcírtelos en el camino de tu vida:

flor de las Tierras Altas, tú, Rosa Davenaut,

como hoy florecemos nosotros…

 

Aubry

¡Deteneos! ¡No, jamás debe ser ella tu víctima!

 

Coro

¡Ah! ¿Qué es esto?

¡Qué extraño comportamiento!

 

Davenaut

¡Necio muchacho!

¡Márchate rápido de aquí!

¡Insensato! ¡Afuera contigo! ¡Atrás!

Demasiado lejos te arrastra la pasión culpable.

 

Aubry

¡Ah, jamás!

¡Apremia el instante!

 

(abraza a Malwina)

 

¡Siento en mí valor y fuerza,

quiero y tengo que salvar a la ardientemente amada!

 

Davenaut

¡Ah, poned al rabioso en cadenas!

 

Coro

¡Ah! ¿Qué es esto? ¡Qué extraño comportamiento!

 

Aubry

¡Firme quiero cogerla y abrazarla,

y sólo dejarla con mi vida!

 

Davenaut

¡Afuera con él!

¡Separadlos, ha perdido el juicio!

 

Aubry

¡Ah, jamás!

¡Ay, tened piedad!

Padre engañado, ay, no sabéis lo que hacéis;

¡vuestra niña, perdida aún antes de que amanezca,

si la destináis a novia de este monstruo!

 

Davenaut

¡Cómo, furioso!

¿Te atreves a injuriar al hombre

que tu Señor ha elegido como yerno?

¡Ah, teme la furia de mi cólera!

 

Ruthven

¡El tiempo pasa! ¡Se hará demasiado tarde!

¡El horror agita mis miembros!

 

Malwina

¡El valor y la confianza me abandonan,

Padre en el cielo, apiádate de mí!

 

Coro

¡Cómo el asunto cambia,

ay, esto no tomará buen final,

lo que oigo, lo que veo,

me indica la proximidad del infortunio!

 

Aubry

¡Ah, no confiéis en el malvado!

¡Ved el depravado semblante!

¡Sus ojos lanzan llamas infernales!

¡Ya está ávido de la sangre de ella!

¡No la volveréis a ver jamás, jamás!

 

Coro

¡Ay! ¿Qué fue esto?

¡Qué extraño comportamiento!

 

Ruthven

¡La llama del amor sin esperanza

brama en él con salvaje furor!

¡Ah, encadenad su arrebato!

¡Vosotros oís como la locura habla a través de él!

 

Davenaut

¡Sí, encadenad su arrebato,

se oye hablar la locura a través de él!

Afuera con él, ha perdido el juicio.

 

Ruthven

¡Sí, afuera con él, ha perdido el juicio!

 

Coro

¡Ah, encadenad su arrebato!

¡Se oye hablar la locura a través de él!

¡Afuera con él, ha perdido el juicio!

 

Aubry

(fuera de sí)

¡Malwina, óyeme!

¡Te lo juro en las angustias mortales!

¡La perdición te amenaza esta noche!

Oh, no titubees sólo hasta que nazca el día,

oh, no titubees sólo…

 

(Criados arrastran a Aubry. Los restantes permanecen en escena. Después, se oirá la voz de Aubry)

 

Davenaut

¡Afuera!

 

Ruthven

¡El tiempo pasa! ¡Se hará demasiado tarde!

¡El horror agita mis miembros!

 

Malwina

¡El valor y la confianza me abandonan,

Padre en el cielo, apiádate de mí!

 

Aubry

(fuera)

¡Malwina! ¡Malwina!…

 

Coro

¡Cómo el asunto cambia,

ay, esto no tomará buen final!

¡Lo que oigo, lo que veo,

me indica la proximidad del infortunio!

 

Ruthven

(a Davenaut)

El tiempo pasa. Se hará demasiado tarde.

Pongamos deprisa manos a la obra.

 

Davenaut

Vosotros, amigos, vamos, con canto jovial

acompañad nuestra marcha de bodas.

 

Malwina

¡Padre, ay, padre!

¡Déjate conjurar con llantos!

¡Padre, ay, padre! ¡ten compasión de mí, pobre!

Siento desaparecer mis fuerzas.

¡Oh, concédeme tiempo, el día se acaba ya!

¡Ay, déjanos aguardar a mañana!

 

Coro

¡Oh, concédela tiempo, el día se acaba ya!

¿Por qué tal apresurarse?

 

Ruthven

¡Me apremia el tiempo!

 

Davenaut

Decid, ¿puede ser?

 

Ruthven

¿Sabéis a lo que obliga el deber!

 

Davenaut

Lo consiento gustoso.

 

Ruthven

¡No puedo demorarme más!

 

Davenaut

Sir, dejadnos esperar hasta mañana.

 

Ruthven

¡No! ¡Jamás! ¡No debe ni puede ser!

Me disteis vuestra palabra,

¿queréis romperla deshonrosamente?

 

Davenaut

(vehemente)

¡Ah! ¿Quién se atreve a hablar así conmigo?

 

Ruthven

¿Queréis romperla deshonrosamente?

 

Davenaut

Ah, ¿quién se atreve a hablar así conmigo?

¡Vamos! ¡Vamos, pues, a la boda!

 

Malwina

¡No, jamás!

 

Davenaut

¡Vamos, a la boda!

 

Malwina

¡No consentiré nunca!

¡Ah, no amor, sólo horror

siento por este hombre!

 

Davenaut

¡Ah! ¿Te atreves a oponerte?

¡Ah! ¡Degenerada! ¡Pues bien!

¡Así alcáncete… la maldición de tu padre!

 

Malwina y Coro

¡Dolor!

 

Coro

¿Qué ha sucedido?

 

Davenaut

(con repugnancia)

¡Vamos! ¡Comenzad el cortejo nupcial!

 

Coro

¡Como después del funesto bramar de la tormenta,

sonríe la alegría con mirada jovial,

flor de las Tierras Altas, tú, Rosa Davenaut,

tórnese cada peligro para ti en felicidad!

 

Aubry

(como antes)

¡En vano reprimís el vigor de mi locura,

he de ir adentro!

Quiero destruir la obra de este demonio.

 

Ruthven

¡Ha de impedírsele la entrada!

 

Aubry

(corre adentro)

¡Deteneos!

 

Ruthven

¡Estoy perdido! ¡Ay de mí!

 

Aubry

Sabed, este monstruo de la naturaleza…

 

Ruthven

¡Aubry! ¡Piensa en tu juramento!

¡La perdición te amenaza!

 

Coro

¡Dolor!

 

Ruthven

¡No vacilaré ante la cólera del Eterno!…

¡Lo gritaré alto con voz de trueno!

 

Ruthven

¡La perdición te amenaza!

 

Coro

Ay, ¿qué oiré?

 

Aubry

Este monstruo, aquí…

 

Ruthven

La aniquilación me corre por los miembros.

¡El rayo de Dios me derribará!

¡Ay de mí!

 

Aubry

(con gran fuerza)

¡Este monstruo, aquí,… es un vampiro!

 

Todos

(con una exclamación de espanto)

¡Ay!

 

(Un rayo aniquila a Ruthven. Todos caen por tierra, aturdidos.)

 

Coro

¡Ah! ¿Qué fue esto? ¿Qué ha ocurrido aquí?

 

Davenaut

¡Dios, niña mía, que desdicha te amenazaba!

 

Malwina

¡A quien lleva el temor de Dios en el corazón piadoso,

ninguna magia negra podrá jamás alcanzarlo!

 

Aubry, Malwina, Coro

¡A quien lleva el temor de Dios en el corazón piadoso,

le protege el puro amor en el fiel seno,

ante él ha de ceder el oscuro poder del Infierno,

ninguna magia negra podrá jamás alcanzarlo!

 

Davenaut

¡He perdido mis derechos de padre!

Amada hija, ¿podrás perdonarme?

¡Para que yo pudiera ganarlos de nuevo,

con cálida bendición paterna

quiero poner esta mano en la tuya!

 

(a Aubry)

¡Tú debes ser mi hijo y el heredero de mi nombre!

 

(une a los enamorados)

 

Malwina

Hondo en lo más íntimo del alma,

siento yo agradecida tu bondad.

Padre, no tengo palabras.

 

Aubry

¿Puedo creerlo? ¿Puedo esperarlo?

¡Ay, veo el Cielo abierto!

¡No soportaré esta delicia!

 

Coro

Magnificente, desde el seno de la perdición,

floreció para vosotros el más bello destino.

Se eleva desde la sombría noche,

con esplendor de rayos, el día.

¡Loor y gracias sean dados al Eterno!

¡Por Él resuene nuestro canto de alabanza!

 

 

FIN

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